Uno comienza en la productividad personal como una curiosidad en el proceso evolutivo en el que se encuentra. Existen indicadores en su interior que reaccionan ante las pautas del método y con sencillez crea un futuro idílico entre el ahora y la satisfacción de obtener los beneficios del método de productividad. En ese momento, estamos atrapados en un principio.
Seguir un método de productividad implica un entendimiento de las reglas del juego, saber que significa cada paso, entender que hay que realizar en todo momento y ejecutar las acciones que se nos pide. Ninguno de los métodos nos va a pedir que nos inventemos fases, procesos, etapas, técnicas. Este es el método, así de sencillo. No hay subterfugios. Tal cual lo has leído es como debe ejecutarse.
La tentación de la satisfacción de su uso es mucho más veloz que nuestros proceso de aprendizaje y como animales creativos, comenzamos a inventar y atajar, moldear a nuestras necesidades, incluso a mezclar al mismo tiempo dos método. Engendros que nos sirven de forma temporal para paliar carencias de comprensión y conocimiento del método.
Es normal iniciarse y saltarse pasos, querer llegar y probar más allá que otros alumnos, en definitiva obtener por la vía rápida los beneficios, con la perdida de conocimientos que ello comporta.
La base de todo método es un cambio de paradigma en tu forma de ser. Sin estar comprometidos con ese cambio sólo utilizaremos trucos y realizaremos una falsa productividad, sobresaliendo de los demás si, pero saboteandonos a nosotros mismos. El método tiene una razón de ser, puede que no sea perfecta, pero si hemos admitido que sus pasos son de sentido común, de ese sentido que durante todo este tiempo nos ha escondido esos razonamientos, no sería lógico (pero si humano) dejar de aprender sólo por desear ganar.
Por eso, o eres productivo o no lo eres. Si quieres seguir un método de productividad sólo llegarás a ser productivo si cumples con el proceso, si te desvías, puedes enderezar, si juzgas estás perdido. La duda es la semilla de la incomprensión, la resistencia una falta de voluntad y la innovación el fruto de la avaricia por los beneficios y todos hemos pasado por esas etapas. Marcar la diferencia es darse cuenta de nuestro error y una y otra vez volver al método.
Cada paso del método requiere su práctica, su entera comprensión, no podemos pasar al siguiente estadio si no hemos hecho de ese un acto reflejo de nuestra propia naturalidad. Volver cada vez al principio, para refrescar, para subsanar y reforzar. No podemos alegremente convertirnos en expertos y en gurus si somos incapaces de volver al principio y repasar con atención lo que hemos aprendido y lo que realmente estamos haciendo, para sorprendernos con lo que estamos exponiendo.
Tu productividad personal está limitada a lo que tu has comprendido de ella y a como la realizas.